Cuando Hebe Uhart se perdió por Irazusta

«Me pasó una cosa muy graciosa. Me habían invitado al programa de Osvaldo Quiroga, El refugio de la cultura . Ese día también había ido una gente de teatro que me resultó muy simpática y fui con una amiga a ver la obra. En el programa yo había hablado de un pueblo perdido de Entre Ríos, Irazusta. Es un pueblo de 800 habitantes que no tiene nada, no hay hotel, nada. Lo vi mirando la tele. La periodista les preguntó a unas mujeres que cocinaban qué atracción tenía el pueblo. ‘La zorra de la vía’, dijeron. Fue un año que yo no tenía plata para viajar. ‘Eso no debe costar nada, voy a gastar menos allá que en mi casa’, pensé. Así que me fui a Gualeguaychú y me tomé un remís hasta Irazusta. Había una hilera de casas, todas con las ventanas para atrás, para que no les diera el sol. Me dieron la pieza de un chico que se había ido a estudiar. Lo pasé bárbaro tres días ahí. Entrás en todas las casas, hablás con toda la gente. Todas las tardes hablaba con un paisano que me contaba de los animales, que a mí me interesan mucho: lo que hace el caballo, el lechón, qué sé yo. Comíamos en la casa de una profesora de geografía. Éramos 20 y todos habíamos ido por la televisión. Todos chochos, todos en casas de familia. Es un pueblo de campo campo, el diario llega cada quince días. Después en Gualeguay me dijeron: ‘En la perra vida habían pensado los de Irazusta que iban a tener 20 huéspedes’. Yo escribí una crónica de ese viaje. Y eso lo conté en el programa de Quiroga. Y cuando salgo del teatro, me dice una señora: ‘¿Usted es la escritora que estaba en el programa de Quiroga?’. ‘Sí.’ ‘Compré su libro y me convenció de ir a Irazusta. Yo ahora voy a ir con una amiga para allá.’ Estaba por decirle: ‘Mire señora que si le llegan a tocar tres días de lluvia?’. Y hoy me llega un e-mail de la señora: que le encantó, que se metió en todas las casas, que recorrió hasta el último recodo del pueblo. Hizo miles de cosas tres días en Irazusta», le contó Hebe Uhart al ADN de La Nación, en una entrevista donde (entre otros temas) repasa cómo craneó su libro Viajera crónica. Se puede leer con un click acá.

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